Friday, October 22, 2004

No te atrevas a quererme!!!

Hace tiempo hubo una chica que se enamoro perdidamente de un chico y este le rompió el corazón, cual la canción, en mil pedazos. Al poco tiempo y cuando todavía su corazón era un rompecabezas, comenzó a salir con la paciencia personificada. Paciencia, así le llamaremos, tardo 5 años en reconstruir el corazón de la chica, CINCO AÑOS es decir, nueve mil ciento veinticinco días, para cuando terminó el proceso de pegar de los pedacitos, Paciencia, terminó con la chica. Era como si su única misión en la vida hubiera sido reconstruir ese corazón roto en mil pedazos como la canción. Pero hay más. Poco tiempo después la chica comenzó otra relación que no duro mucho. Y es aquí cuando la historia se pone interesante, al menos para mi, resulta que esta muchacha descubrió la soledad. Si descubrió que le gustaba estar sola. Pero eso tenia un problema: Ella NO quería estar SOLA. Así que un día iba caminando y se de porrazo todos los recuerdos de ese mal amor se le vinieron de golpe. Sí. Se encontró con ese que le rompió el corazón dejándola como letra y titulo de canción de Cristina y los Subterráneos. Y todo comenzó otra vez... las mentiras, las tardanzas, las promesas sin cumplir, todo... y ella vio en su corazón parchado como su mundo casi perfecto se derrumbaba de nuevo. Entonces llego Paciencia de nuevo y le dio el mejor regalo que nadie pudiera haberle dado: le recordó su verdadera naturaleza: Tu eres una diosa en el cuerpo de una mujer, solo has perdido el camino al cielo. No sabes como volver.
Fue entonces cuando tuvo un momento de claridad. Una epifanía, que le llaman. Estaba fuera del alcance de la realidad, de las cosas materiales o mundanas, no digo que el amor sea mundano, pero ella está más allá de eso. No es capaz de sentir. Es una roca.
Ella no siente, ya no ama, porque no puede, no siente remordimientos, pero si tristeza. Tristeza de no poder sentir por otro lo que él siente por ella. Tristeza de haber visto el amor y haberlo perdido. Pero no todo es para cortarse las venas con ella. Ella es feliz, porque la felicidad son cosas pequeñitas que se suman para darte un momento perfecto. De esos ella tiene miles.
Esta historia tiene moraleja:

No te atrevas a amarme porque no puedo amarte de vuelta y saldrás muy malherido

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